domingo, 16 de abril de 2017

Aprensión

Es de madrugada; oscuridad, soledad, angustia. Solo se escucha el girar de las aspas del viejo abanico, achacoso y taciturno.

Es de madrugada y de nuevo mi mente se empeña en hacerme malas jugadas. No dejo de pensar.

Tazas vacías de café...

Afuera, alguien observa, se siente su presencia a través del tragaluz. Alguien observa y se mueve de un lado a otro. Detrás del cristal, a plena noche, aún en soledad, hay algo detrás que observa.

Aprendemos a vivir con su presencia...

Cierro los ojos y los aprieto fuerte, aun me aterra poder ver. Abro los ojos e intento que las pupilas se aclimaten a la negrura. Se oyen pasos, se arrastran exhaustos por el pasillo, se nota la negligencia en el andar, y de pronto, nada.

Me observa. No veo sus ojos pero sé que del otro lado me observa.

No puedo girar, me siento paralizada, no puedo encender la luz, ¡NO PUEDO! Respiro con dificultad, ahora un hábito común, Me falta el aire.

Sigo sola y me observa, y espera. Detrás de la puerta, espera.


Cuando no queda más que el tiempo,
a veces es mejor cerrar los ojos...


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