Comprendí que damos muchas cosas por hecho y no dejamos nada claro.

Comprendí que procrastinar te quieros, abrazos, despedidas; dejar todo para otro día puede hacer que algo jamás se diga.

Comprendí que creemos tener toda una vida por delante y esta puede acabar, incluso a causa de no tener un simple cigarrillo.

Comprendí que cada día nos acerca más al último, aunque no queremos darnos cuenta de ello.

Comprendí que la pereza y la apatía son malas consejeras.

Comprendí que vivimos como si fuésemos eternos, y no queremos ser consientes de que mañana podríamos no despertar...

Comprendí que los regalos más valiosos no puedes comprarlos con dinero: el tiempo, las palabras, la familia, el amor.

Y escuchando aquella canción, con la voz entrecortada de frase en frase y los ojos humedecidos por la nostalgia, comprendí, que aunque no esté contigo, eso no significa que voy a dejar de amarte, ni de amarlos, incluso si el día de mañana yo no estoy ahí...

Que sepas que, siempre pienso en ti... 

...

Como duele el amor a veces, ya lo ves, que uno a veces tiene mala suerte sin querer. Yo que esperaba te quedaras dentro de mi corazón, pero el destino es cruel y me equivoqué.

Que te fuiste hace ocho meses ya lo sé, pero sigues siempre aquí en mi mente como ayer. Como un fantasma aquí en la casa sigues en mi habitación, y no sé bien que hacer para estar de pie.

Todavía no puedo olvidarte ni dejarte de pensar, todavía no sé como borrarte, duele tanto recordar que estuviste aquí, que eras para mí. 

Todavía no dejo de extrañarte y no lo puedo ocultar, solamente puedo imaginarme que un día vas a regresar, pero no es así, al final de todo, ahora te perdí.

Me pregunto si esto algún día pasará, que yo pueda pronunciar tu nombre sin llorar. Mientras tanto esta noche todo seguirá igual, era tan feliz solo junto a ti.