Otro año por finalizar y los asientos se siguen vaciando. Tristeza por los que se van; nudos, huecos y nostalgia.

Volteo y cuento las historias que se quedaron sin contar, lo que faltó construir, los quizás, las risas que se perdieron, las anécdotas que nos faltaron. Y duele, y pesa y no para.

A veces crees que todo sigue, pero en algún punto sabes que la cadena se rompió. Faltan eslabones.

Y en el cielo están de fiesta, tienen a los mejores...

Un abrazo hasta bien alto, para mis viejitos; para el Grande.

Todo se vendió...


Un recuerdo para ellos, que nos amaron y por quienes hoy seguimos en pie;  remendando cadenas, construyendo eslabones...


En memoria de Alfredo, Maggie, Jorge, Honorio... y de aquellos que se nos adelantaron en el viaje.